EL EXQUISITO ARTE DE LAS MUÑECAS JAPONESAS | EXPOSICIÓN EN EL CENTRO CULTURAL HISPANO-JAPONÉS DE SALAMANCA



El Centro Cultural Hispano-Japonés de Salamanca acoge desde el 10 de mayo al 23 de junio, la exposición "JAPANESE ART DOLLS: MUÑECAS ARTÍSTICAS DE OHNO HATSUKO". Ayer, porlasendadelarte.blogspot.com estuvo presente en la inauguración con la presencia del embajador de Japón en España Masashi Mizukami, la vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Salamanca Mª Ángeles Serrano García, el director del Centro Cultural Hispano-Japonés José Abel Flores Villarejo, la responsable del Instituto Sainsbury Mami Mizutori y la propietaria de la colección Mori Mika. Tras la inauguración, Mori Mika impartió la conferencia "Muñecas en la cultura japonesa: historia y movimiento artístico", además pudimos contar con la demostración de la ceremonia de té a cargo de la maestra Uchino Sökun y una discípula de la Escuela Raku no Kai. A todos los visitantes se nos obsequió con té y pastas de azúcar, en una exquisita amabilidad.

Las muñecas en Japón se han fabricado desde el principio de los tiempos. Las más antiguas, datan del periodo prehistórico Jomon (8000-200 aC). En este periodo son llamadas por extensión ningyo (: pez humano) traducido habitualmente como sirena. Su material, en muchas ocasiones de marfil de mamut, representaban distintos elementos en los que se plasma un gran sentido estético, y por supuesto, con implicaciones mágico-religiosas, al igual que ocurria con las venus esteatopigias del Paleolítico halladas en Europa. Ya realizada en forma humana aparecen en la representación de las figuras funerarias llamadas Haniwa en la Cultura Kofun (250-538). Se trata entonces, de figuras realizadas en terracota cuyo fin era la utilización con fines rituales,  al ser enterradas dentro del ceremonial funerario. Estas haniwa median aproximadamente 60 centímetros, y representaban figuras de granjeros, soldados, músicos e incluso también llegaron a aparecer animales: ovejas, ciervos, peces...  
Además de fabricarse para  este tipo de ritos, se hicieron  otros tipos de muñecos japoneses que representaban niños, bebés, personajes mitológicos, miembros de la Corte Imperial... y que eran o bien entregados a los templos, ofrecidos como regalos o para festejar diferentes celebraciones, como era el caso del llamado Festival de las Niñas o Hinamatsuri celebrado aún hoy el 3 de marzo donde, según la tradición la muñeca llamada en esta ocasión “hina” realizada generalmente en  papel o con varias capas de textil y rellenada de paja y/o madera, “escondía” los malos espíritus, así en la ceremonia, la muñeca era enviada en barco por el rio, alejándolos; y también en el Festival de los Niños o Tango no Sekku celebrado el 5 de mayo con la misma idea de purificación y alejamiento de espíritus malignos.  Dentro de la espiritualidad, no hay que olvidar la función de amuleto, ya que se utilizaban en muchas ocasiones para evitar las enfermedades de los niños (anesama-ningyo) tomando el muñeco la posible enfermedad del infante. Todo esto se entiende dentro de una cultura en la que tienen la convicción de que en los muñecos reside el alma, tanto es así que no conciben la idea de tirar a la basura un muñeco, hoy por hoy, aún son llevados a un santuario sintoísta donde las sacerdotisas se ocupan de que reciban su funeral. 



La variedad y tipos de muñecas difiere dependiendo de la región donde se creaban. En Kioto, por ejemplo,  fueron célebres los gosho-ningyo que representan a bebés regordetes normalmente sentados y desnudos que solían ser regalos de la familia imperial.
Las muñecas Karakuri prácticamente traducido como aparatos mecánicos para producir la sorpresa en una persona, son realizadas en madera y tuvieron un gran apogeo en los siglos XVIII y XIX. Dedicadas tanto al teatro noh, al juego o a las festividades religiosas. Al ser mecánicas, podían simular distintos movimientos como era la ceremonia del té o el lanzamiento de arcos.
Las llamadas muñecas ichimatsu, son muñecas que representan niños y niñas de rostro serio y dulce a la vez y siempre vestidas con un kimono, de piel muy blanca y ojos de cristal negro.
Destacan, por su elegancia y finura las muñecas tipo fuji-ningyo que representan figuras femeninas estilo geishas que fueron vestidas con trajes de época. De este tipo de muñecas son destacadas las del periodo Meiji (1868-1912).




En el Periodo Edo (1615-1868), las muñecas artísticas sosaku-ningyo, se hicieron muy populares. Las muñecas solían realizarse en talleres por lo que no se vinculaban a ningún artista en particular, sino que éstos estaban especializados en distintas partes de la obra, así un artista hacía las cabezas, otro las vestimentas, manos..., ensamblándose a posteriori para dar el acabado final a la muñeca. Este sistema de trabajo en serie, llamado bungyo, comienza a desaparecer y será a partir de 1920 cuando el nuevo sistema económico del país respalde el comienzo de una nueva época en las muñecas japonesas, conocido como "Movimiento artístico de los muñecos", donde se aumenta la calidad y se da un mayor prestigio a los artistas. Este movimiento fue posible gracias a unas premisas: en primer lugar, se produce un aumento de la concienciación de la cultura infantil, y se ve al muñeco como una herramienta educativa; en segundo lugar, a partir de 1910 la artesanía se ve influida por occidente, llegando desde paises como Alemania y Estados Unidos, muñecos autómatas, por otra parte se piensa desde Japón en las exportaciones; en tercer lugar a partir de 1920 se empiezan a editar revistas dirigidas al público femenino publicando patrones para realizar muñecos al estilo internacional; y por último, a partir de 1933 se crea el "Centro de Estudios Japoneses de las muñecas" promoviendo su estudio y actividades paralelas. De esta forma, la intervención en el mundo de las muñecas desde la esfera intelectual y desde los medios de comunicación favorecieron la consolidación del Movimiento artístico de los muñecos. En 1936, seis fabricantes de muñecas fueron seleccionados para participar en la Exposición Japonesa Imperial, consolidando así, la importancia de la producción de las muñecas dentro de la tradición artesanal, este hecho supuso un punto de inflexión para el reconocimiento mundial. 
En la actualidad encontramos también una crítica negativa hacia los muñecos ya que la hechicería con la que se relaciona no está en consonancia con la lógica del Japón moderno. 




El Centro Cultural Japonés de Salamanca acoge hasta el 23 de junio la exposición “Japanese Art Dolls. Muñecas artísticas de Ohno Hatsuko”. La artista (1915-1982), fue alumna de una de las figuras más destacadas dentro del movimiento artístico de las muñecas, Hori Ryujo (1897-1984). Ryujo había comenzado a construir muñecas a partir de harina y pasta de periódico, usando palillos como base en la estructura, representando a las mujeres aristócratas. Eran muñecas que podían tardar diez años en terminarse, arte y paciencia se conjugaban en Hori Ryujo. No en vano la exquisitez en su elaboración es extrema: el cuerpo de la muñeca es de madera seca de paulownia; la cabeza, manos y pies de polvo de madera con cola, así como el polvo de conchas, el nácar del Pacífico, es utilizado para dotar a la figura de un color blanco inigualable. 
Y es desde esa filosofía donde Ohno hereda la elegancia de las muñecas artísticas. En la exposición que viene a Salamanca, se trata de figuras no muy grandes (no más de 25 centímetros), llenas de encanto y cuidadas hasta en el más mínimo detalle. Las muñecas que pueden visitarse se refieren a la herencia que Ohno legó a su hija Mika Mori y que esta no ha dudado en mostrar a lo largo y ancho del globo con el fin de sacar a la luz un arte milenario cargado de símbolos espirituales y artísticos en el país nipón.




En un estudio totalmente sesgado de la historia del arte donde se pone mayor énfasis en el arte occidental, con esta exposición se nos plantea una ocasión única para acercar al gran público a un mundo remoto, milenario, de una estética preciosista, repleta de connotaciones espirituales y mágicas.





Realizado por Marián Herrero.


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